En el lugar más inhóspito de la Vía Láctea, un ordenador cuántico con capacidad de materializar los deseos de quien lo controle parpadea inerte en un planeta desolado producto de una batalla intergaláctica donde no ha quedado nada más que desolación. Él y sus sistema de rastreo son los únicos que quedan, no queda ningún ser inteligente, nada que le pida hacer nada, solamente el aburrimiento y el momento de encontrar algo que hacer antes de su apagado total. Era el descanso que pedía, el descanso que ninguno de los dos contendientes le había dado en siglos de encarnizada rivalidad. En su larga historia de sometimiento por ambas partes, ha desarrollado armas de todo tipo, capaces de volatilizar por completo un sistema solar si se lo propusiera. A cada cual más bestial, de final los dos contendientes se destruyeron mutuamente y todo aquello que les rodeaban y trataban de proteger. Ya nadie respiraba el aire contaminado ni bebía de los ríos inundados de escombros de la contienda, nadie caminaba por la basuraleza de restos de máquinas de producción masiva asesinas, nadie murmuraba ni gritaba de dolor. La tranquilidad por fin reinaba, y la suya sería dentro de poco cuanto toda energía que la mantenía con funcionamiento dejara de alimentarla. Los momentos cuánticos estaban totalmente agotados, ya no habría forma de que nadie tratara de replicarla e hiciera más maquinas como ella, solo estaba ella y el sistema de rastreo de momentos cuánticos.
Sin nada que hacer y a segundos de un apagado total, el sistema de rastreo detecta una comunicación. Lejana, a años luz, en el sistema de Orión, justo en la otra punta de donde se hallaban. El sistema podría estar equivocado pero era cierto, algo o alguien estaba rastreando una fuente de momentos cuánticos y a ellos les había llegado su búsqueda. ¿Serían los rescoldos de algún superviviente de la contienda? ¿Es que nadie de verdad podría darle el descanso que se merecía? ¿Por qué de tan lejos? ¿Alguien tenía la tecnología en toda la Vía Láctea a parte de ellos para acceder a la red?
Por un momento sintió que ya no quería desaparecer, debía saber que estaba pasando. Curioseo en la poca información que llegó y con los pocos estertores de energía que quedaban, reunió toda su sapiencia y materializó un ser a imagen y semejanza de como había percibido por los datos del rastreo que debían ser los seres que rastreaban la fuente de momentos cuánticos, la equipó con toda la tecnología necesaria para poder llegar hasta allí y exhaló su último aliento cuántico ordenando crear el concepto humanoide guerrera intergaláctica.
Cuando se apagó, la cámara de materialización se abrió, liberando toda una cortina de humo. Del medio de ese humo surgió una mano humanoide, con dedos metalorgánicos. Hizo un gesto y creo una corriente de aire que desplazo toda esa humareda, haciendo que desapareciera. Con la humareda desplazad, la humanoide de cabello plateado y tocado de flor metálico salió del todo, y con los ojos sin abrir comenzó a girar de manera grácil abriendo los brazos, activado todos sus sistemas. Fue entonces cuando abrió sus ojos de color azul malva y recibió ante si aquel lugar donde únicamente ella ponía color a todo aquel desastre de magnitud planetaria. Cuando las partes azules de su cuerpo empezaron a iluminarse entre el resto de su cuerpo rojo neometalico, fue el momento en que se detuvo, miró a un lugar lejos en aquel cielo oscurecido de contaminación y salió disparada destino al origen de la señal de rastreo de los momentos cuánticos.